LA CHAPA

Muy buena la columna del Domingo de Teri, mi opinión personal abajo del todo.

UN GOLPE DE VISTA

Me había jurado no hablar de la escultura de Ibarrola. No por nada, sino por cambiar de conversación. Para que todas las columnas, artículos y comentarios que aparezcan estos días en el periódico no traten del mismo tema. Lo que pasa es que ayer se la tropezó el yayo Tasio. La frase no tiene ningún sentido figurado. Se dio una hostia descomunal por su culpa.

Al igual que hace todas las mañanas, el abuelo salió a dar ese paseo diario que le alivia las varices y le mejora el riego. Iba andando como siempre por el caminito de losetas rojas que bordea El Espolón cuando de pronto percibió algo que rompía el cuadro habitual. Al principio no supo el qué. Le ocurrió como esas veces que entra en el dormitorio –el mismo dormitorio al que ha entrado todas las noches durante el último medio siglo– y en el primer golpe de vista siente que hay algo fuera de lugar. Aparentemente todo está en su lugar: el crucifijo junto al cabezal, el orinal bajo el colchón, el vasito de agua por si le entra sed a medianoche sobre la mesilla. Tasio remira la estancia con más atención y por fin da con el detalle discordante: esa mañana se ha cambiado de muda y se ha olvidado los calzoncillos en un rincón.

Una sensación parecida le asaltó ayer. Al percibirla giró la cabeza para otear el entorno cuando vio el, lo, la, esto.. bueno, eso de Ibarrola, y al quitar la mirada de su senda chocó contra el plátano más gordo de El Espolón. No supo qué le hizo más daño: si el golpe del tronco contra su mejilla o la perplejidad de ver tal mole en mitad de un paisaje que, después de tantos años, el yayo Tasio tiene como un poco suyo.

Andaba con una mano cubriéndose la herida y la otra rascándose el magín para entender qué era aquello y qué hacía allí, cuando de pronto tomó el lugar una horda en plena despedida de soltero. El que acarreaba la muñeca hinchable lo dijo todo: «Cojonudo, tíos; después de los cars, el paint-ball y el estriptis nos subimos a este rocódromo».

No tardaremos en poner mote a la "escultura" (algo así como "la chapa" o algo por el estilo). En Vitoria a una escultura llamada "La mirada" que no sé a qué está dedicada ni na' la llamamos "el coño". La verdad la escultura en sí es un bloque con un agujero en medio, pero el lugar y la escultura en sí, a pesar del apodo me parecen bastante más apropiados que la chapa esta con la que nos están dando la chapa en el teléfono del lector al lado de tu columna Teri.

La chapa me parece feísima, un hierro oxidado, que podían poner en el Ebro como la puerte esa oxidada que ya hay (bastante más bonita), El espolón no me parece el lugar adecuado porque rompe totalmente la estética de la plaza.