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dilluns, 18 d’abril del 2011

La evolución en el tiempo de la alimentación y de su significado.

Os dejo aquí unas reflexiones sobre el texto "El comensal del siglo XX", un texto que he trabajado en Sociología Ambiental. Un documental relacionado es "Nuestro Pan de cada Día" de Nikolaus Geyrhalter (creo que se puede encontrar en internet), es un largometraje mudo, sólo con sonido ambiente. En él se muestran los procesos de producción industrial en la alimentación.
Ahí van las reflexiones y los puntos a destacar sobre el texto.

En el texto “El comensal del siglo XX” de Claude Fischler, éste empieza destacando el principal cambio en la alimentación durante el siglo XX: mientras que antes las personas se preocupaban de la cantidad de alimentos y no tanto del aspecto cualitativo, a medida que avanza el siglo las preocupaciones van siendo cada vez más respecto a la calidad y no tanto de la cantidad; aunque en las clases más bajas, debido a la escasez del dinero para comprar alimentos, la cantidad sigue teniendo un peso importante.
Esto se debe a que la alimentación se ha convertido en una industria más, que se encarga de que los alimentos independientemente de su proceso industrial lleguen a todos los lugares posibles.

Antes de que se produjera el éxodo rural hacia las ciudades, el tiempo dedicado a la alimentación tenía además una gran importancia social puesto que las familias se reunían en la mesa. Sin embargo, debido a los horarios de las llamadas sociedades industriales, este hábito se está perdiendo.
Esto sucede debido a la relación que tenemos con el tiempo; empleamos el tiempo en trabajar y desplazarnos hasta el lugar de trabajo, lo que no nos deja tiempo de ocio y eso hace que las comidas se interpreten únicamente como algo alimentario, perdiendo ese carácter social.
La alimentación además pasa a un papel secundario, a una actividad necesaria para sobrevivir, nada más.
Esta pérdida de interés por la alimentación hace que las personas se interesen cada vez menos por lo que comen puesto que lo que les interesa es hacerlo en el menor tiempo posible y para ello se emplean multitud de productos precocinados, envasados, etc. sin pensar en las consecuencias que tiene en la salud y en el medio ambiente.
En esta sociedad industrial se quiere ganar tiempo libre, de ocio, y la cocina se ve como algo que “quita” parte de ese tiempo, por lo que los buenos hábitos alimentarios se van perdiendo.

Por otra parte, es imprescindible comprar los productos para cocinar, y es aquí donde el consumidor se encuentra más perdido, no sabe interpretar las etiquetas, la publicidad lo confunde aún más a la vez que trata de convencerlo y los lobbies de las empresas se encargan de contradecir y oscurecer las campañas de alimentación saludable, entre otras cosas.
Tal y como señala el autor “La alimentación se ha convertido en una industria. Los productos que comemos están cada vez más transformados”. Esta industria se encarga de que no falte el alimento pero no de la calidad del mismo, de ahí que se haya perdido la preocupación por la cantidad y que la culidad haya ganado importancia.
Aún así, esa preocupación por la calidad es mínima, ya que prácticamente todo lo que consumimos proviene de una industria que ya se ha encargado de tratar el producto, envasarlo y transportarlo y el consumidor desconoce estos procesos, por lo que desconoce la calidad del producto.
Poco se puede saber de su composición y procedencia, o poco más de lo que las empresas están obligadas a poner en las etiquetas. Pero esto no parece tener importancia, puesto que tampoco nos paramos a pensarlo, ya que lo que a la sociedad actual le interesa como se remarca en el texto, es alimentarse en el menor tiempo posible sin importar tanto el cómo.

Esta preocupación por el tiempo es general no sólo en lo que se entiende por sociedad, si no que en la industria, en este caso la alimentaria, la preocupación por el tiempo es muy importante, ya que la base de la rentabilidad está en producir la mayor cantidad de alimentos en el menor tiempo posible, para lo que se dejan de lado características como la calidad del producto.
El consumidor desconoce generalmente los procesos industriales de los alimentos y por lo tanto desconoce las consecuencias de los mismos.

Con una concienciación de los consumidores, quizás podría empezar a cambiar el modelo de producción y consumo alimentario. El modelo actual trae consecuencias negativas en la salud, pero también en el medio ambiente, debido a las enormes cantidades de pesticidas empleados en los monocultivos y al plástico empleado en envases. Sólo concienciando a la sociedad de la nocividad de los procesos industriales tanto para el medio ambiente como para su salud y generando una conciencia de comercio justo respecto a los productores de base, se podría empezar a cambiar el modelo de alimentación y el modelo económico.

dimarts, 22 de febrer del 2011

LA SOCIEDAD DEL MIEDO

Os dejo aquí lo que he redactado para la asignatura de SOCIOLOGÍA AMBIENTAL. Hemos trabajado sobre el texto "Más allá de Blade Runner. Control urbano: la ecología del miedo" y recomiendo de paso, el documental "Portmán. A la sombra de Roberto" por tratar desde todos los puntos de vista el problema de esta bahía murciana. Es premio además del festival de cine de Málaga.
Aquí va (aunque ocupe algo más que los típicos post de 10 líneas, os aseguro que merece la pena, sobre todo para que veais que sí que existen profesores que dejan que expreses tu opinión, al entregarles esto):
ANÁLISIS DEL TEXTO MAS ALLÁ DE BLADE RUNNER.
El texto está escrito en clave americana y tiene toques marxistas y a priori parece estar alejado de la realidad social europea, aunque analizándolo bien, no lo está tanto.
El autor describe lo que sería la sociedad urbana “moderna” segregada en el espacio urbano abordando las diferencias entre clases sociales y los problemas de Los Ángeles. Para hacer esta separación en el espacio se basa en el diagrama de círculos concéntricos de Ernest W.Burgess. Esta sociedad que describe se estructura de acuerdo a clases sociales pero tiene el factor añadido del miedo y de los riesgos presentes en la sociedad, que son el factor clave del texto.
En las ciudades actuales existe una obsesión por la seguridad que se traduce en barreras arquitectónicas, control policial, videocámaras… lo que conlleva una privatización del espacio público para tener cubierta la sensación de seguridad de las clases medias y altas. Esto se sigue produciendo mientras no se remedian las necesidades de las condiciones sociales más necesitadas y acaba además inculcando miedo en las clases desfavorecidas debido al control de movimientos y a los estereotipos.
Esta situación produce una adaptación de las zonas urbanas más ricas a los miedos y al moldeamiento de los barrios de acuerdo a las necesidades de las personas que viven en ellos; lo que implica una organización jerárquica de acuerdo a un orden “ideal” que se ve alterado por los problemas sociales que, por otra parte siguen existiendo. (en un nivel nivel más cercano, las ordenanzas municipales podrían ser parte del sistema de defensa contra una realidad que no es del agrado de las clases medias-altas).
En estos casos, no se trata de resolver el problema que genera la sensación de inseguridad, sólo de contenerlo. El dinero no se destina a inversiones públicas que reduzcan las necesidades de los más desfavorecidos si no que se emplea en seguridad, por lo que los problemas siguen existiendo y las diferencias sociales se agravan.
En otras zonas se procede a una centrificación, es decir, remodelar ciertas zonas de la ciudad trasladando los problemas sociales y ecológicos a lugares en los que no sean tan evidentes, es el nuevo “Mundo Felíz” de Aldoux Huxley, en el que se canaliza a la sociedad las cosas que técnicamente son “buenas” mientras que se intenta ocultar lo que está mal visto socialmente.
Todo esto va unido a una ideología racista en la que los inmigrantes, a pesar de trabajar como cualquier otro ciudadano, no tienen los mismos derechos por ser inmigrantes y vivir en determinados barrios. Son vistos además como una amenaza por transmitir enfermedades, ser fuente del crimen y se les acusa de diluir la cultura americana.
Al final el autor hace una reflexión con preguntas retóricas en las que cuestiona la manera de la sociedad y de los gobiernos de (no) abordar las desigualdades sociales y se atreve a comentar lo que puede ser el futuro cercano de Los Ángeles.
A parte de los problemas sociales, nos encontramos evidentemente con problemas ambientales, como la gestión de nuestros residuos, industria… que son problemas globales que necesitan de soluciones también globales, como explica la SOCIOLOGÍA ECOLÓGICA. No basta con desplazarlos a las afueras de la ciudad, si no que hay que pensar soluciones realmente válidas y globales. Al final, lógicamente, el texto describe una sociedad en la que los riesgos (especialmente los sociales y tecnológicos) son la clave y conforman la manera de actuar de la misma; de ahí la obsesión por la seguridad.
Esta es la SOCIEDAD DEL RIESGO, aunque en numerosas ocasiones la población sea ajena a los riesgos a los que está expuesta (industrias cercanas a los suburbios, por ejemplo). La clave del texto está en esta sociedad del riesgo, puesto que durante todo el texto se identifican y describen los problemas y riesgos que sufren las sociedades urbanas calificadas como “modernas”. No sólo se describen los peligros de inseguridad social y ecológica de las clases medias y altas, sino que implícitamente aparecen los riesgos de la sociedad en conjunto (peligro de exclusión, marginación, analfabetismo) y sobre todos ellos está el riesgo de condicionar la libertad individual a base de incrementar la seguridad con el objetivo de reducir la criminalidad y de construir un falso y mal llamado “estado de bienestar”.