divendres, 29 d’abril del 2011

¿Un simple juego o un juego simple?

Cuando jugando al "Juego de la Oca" caes en las casillas de oca, avanzas rápidamente aunque siempre puedas encontrarte algo que te haga parar en el camino.
Al comenzar es fácil caer en los puentes, que te dan una velocidad extra (de puente a puente "porque me lleva la corriene", curioso),
permitiéndote avanzar más rápido de lo que creias antes de empezar a jugar. Aunque también es posible que ese empujón te llegue durante la parte final del juego, si caes en los dados.
Los inconvenientes durante el camino pueden ser varios, entre ellos la posada, que te hace perder un turno y en la que es fácil caer, y la cárcel, en la que tendrás que esperar 2 turnos. En estos turnos permaneces atento a lo que hacen tus compañeros de juego.

El laberinto puede estropearte la partida en muchas ocasiones ya que te hace retroceder, pero quizás te evite caer en casillas peores como la calavera.

Cuando parece que ya llegas a la casilla final del juego de la Oca de repente caes en la casilla de la calavera, tienes que volver a empezar. A veces el que cae en la calavera puede llegar a ganar el juego, aunque resulte dificil.
Claro que esto sucede solo si el resto de jugadores caen en casillas en las que pierden el turno. Mi favorita es la del pozo, porque tienes que esperar a que alguien venga a rescatarte pero no saldrá.
Quizás el jugador que cae en la calavera tenga la mala suerte de caer en el pozo y en la posada o el laberinto, que vuelve loco a cualquiera.
Pero también es cierto que se necesita un número exacto para llegar a la casilla final, por lo que quizás sea capaz de adelantar al resto de jugadores y ganarles.

Yo pensaba que se me habían olvidado las reglas del juego de no jugar, pero en verdad, juego más de lo que debería.(esto último me ha recordado una canción de la Fuga.)

dilluns, 18 d’abril del 2011

La evolución en el tiempo de la alimentación y de su significado.

Os dejo aquí unas reflexiones sobre el texto "El comensal del siglo XX", un texto que he trabajado en Sociología Ambiental. Un documental relacionado es "Nuestro Pan de cada Día" de Nikolaus Geyrhalter (creo que se puede encontrar en internet), es un largometraje mudo, sólo con sonido ambiente. En él se muestran los procesos de producción industrial en la alimentación.
Ahí van las reflexiones y los puntos a destacar sobre el texto.

En el texto “El comensal del siglo XX” de Claude Fischler, éste empieza destacando el principal cambio en la alimentación durante el siglo XX: mientras que antes las personas se preocupaban de la cantidad de alimentos y no tanto del aspecto cualitativo, a medida que avanza el siglo las preocupaciones van siendo cada vez más respecto a la calidad y no tanto de la cantidad; aunque en las clases más bajas, debido a la escasez del dinero para comprar alimentos, la cantidad sigue teniendo un peso importante.
Esto se debe a que la alimentación se ha convertido en una industria más, que se encarga de que los alimentos independientemente de su proceso industrial lleguen a todos los lugares posibles.

Antes de que se produjera el éxodo rural hacia las ciudades, el tiempo dedicado a la alimentación tenía además una gran importancia social puesto que las familias se reunían en la mesa. Sin embargo, debido a los horarios de las llamadas sociedades industriales, este hábito se está perdiendo.
Esto sucede debido a la relación que tenemos con el tiempo; empleamos el tiempo en trabajar y desplazarnos hasta el lugar de trabajo, lo que no nos deja tiempo de ocio y eso hace que las comidas se interpreten únicamente como algo alimentario, perdiendo ese carácter social.
La alimentación además pasa a un papel secundario, a una actividad necesaria para sobrevivir, nada más.
Esta pérdida de interés por la alimentación hace que las personas se interesen cada vez menos por lo que comen puesto que lo que les interesa es hacerlo en el menor tiempo posible y para ello se emplean multitud de productos precocinados, envasados, etc. sin pensar en las consecuencias que tiene en la salud y en el medio ambiente.
En esta sociedad industrial se quiere ganar tiempo libre, de ocio, y la cocina se ve como algo que “quita” parte de ese tiempo, por lo que los buenos hábitos alimentarios se van perdiendo.

Por otra parte, es imprescindible comprar los productos para cocinar, y es aquí donde el consumidor se encuentra más perdido, no sabe interpretar las etiquetas, la publicidad lo confunde aún más a la vez que trata de convencerlo y los lobbies de las empresas se encargan de contradecir y oscurecer las campañas de alimentación saludable, entre otras cosas.
Tal y como señala el autor “La alimentación se ha convertido en una industria. Los productos que comemos están cada vez más transformados”. Esta industria se encarga de que no falte el alimento pero no de la calidad del mismo, de ahí que se haya perdido la preocupación por la cantidad y que la culidad haya ganado importancia.
Aún así, esa preocupación por la calidad es mínima, ya que prácticamente todo lo que consumimos proviene de una industria que ya se ha encargado de tratar el producto, envasarlo y transportarlo y el consumidor desconoce estos procesos, por lo que desconoce la calidad del producto.
Poco se puede saber de su composición y procedencia, o poco más de lo que las empresas están obligadas a poner en las etiquetas. Pero esto no parece tener importancia, puesto que tampoco nos paramos a pensarlo, ya que lo que a la sociedad actual le interesa como se remarca en el texto, es alimentarse en el menor tiempo posible sin importar tanto el cómo.

Esta preocupación por el tiempo es general no sólo en lo que se entiende por sociedad, si no que en la industria, en este caso la alimentaria, la preocupación por el tiempo es muy importante, ya que la base de la rentabilidad está en producir la mayor cantidad de alimentos en el menor tiempo posible, para lo que se dejan de lado características como la calidad del producto.
El consumidor desconoce generalmente los procesos industriales de los alimentos y por lo tanto desconoce las consecuencias de los mismos.

Con una concienciación de los consumidores, quizás podría empezar a cambiar el modelo de producción y consumo alimentario. El modelo actual trae consecuencias negativas en la salud, pero también en el medio ambiente, debido a las enormes cantidades de pesticidas empleados en los monocultivos y al plástico empleado en envases. Sólo concienciando a la sociedad de la nocividad de los procesos industriales tanto para el medio ambiente como para su salud y generando una conciencia de comercio justo respecto a los productores de base, se podría empezar a cambiar el modelo de alimentación y el modelo económico.

diumenge, 17 d’abril del 2011

Desde algún lugar del mundo

"Si se callase el ruido quizás podríamos hablar y soplar sobre las heridas, quizás entenderías que nos queda la esperanza"


dilluns, 4 d’abril del 2011

La maleta roja / La maleta vermella

Segurament l’heu vist alguna vegada, ja sigui als aeroports, al metro, al tramvia o a l’estació d'autobusos. Jo crec que el que més li agrada és passejar a les estacions de tren, per l’aire romàntic que hi troba.

Ella sempre porta la seva maleta vermella.
És una maleta molt petita, de cap de setmana, que no obstant això no sap res del temps; mai sap si l'ompliran o si només en portarà un parell de camises. La noia és qui decideix dependent de l’estació i de la intenció.
Si viatja per estudis mai s’ho pensa dues vegades, fica la roba més còmoda que té; en canvi, si viatja per plaer pensa de debò què hi portarà.

Sembla fàcil endevinar el motiu dels viatges només mirant la noia i la forma d’arrossegar la seva maleta vermella.
Les seves pupil·les mostren els sentiments. Hi podem descobrir si la noia està anant o tornant. 
Quan comença el viatge sempre parla amb la gent del seu voltant en canvi, quan torna, només mira per la finestra tractant de trobar en algún lloc la part que s’hi deixa al marxar.
Mai tampoc està convençuda de poder tornar-hi, el deure la reclama i ella sap que aviat triarà.

Els seus ulls al tornar estan tristos, es perden i s'adormen perquè aquelles nits no van descansar.
Però el soroll de les rodes de la petita maleta vermella desperten la noia que s’ha d’adonar que aquests viatges només són temporals.
La maleta vermella s’ha cansat de viatjar, el seu aspecte la delata, avui el rosteix se li ha espatllat, qui sap quant aguantarà!
La noia se sent igual, ja no sap què, ja no sap quan, ja no sap res.
Segurament l’heu vist alguna vegada, no la deixeu escapar!

Silvia  

-Incluso el color blanco te sentaba bien-